Tenemos razones puras
Tenemos porque pelear
Tenemos las manos duras,
Tenemos con que ganar
Unámonos como hermanos
Que nadie nos vencerá
……………
La lucha a la que nos habíamos unido 3 años antes, la lucha contra la dictadura militar, que había continuado hundiendo al país desde 1966, como las otras dictaduras, prácticamente había dado sus frutos, la salida democrática era una cuasi realidad, cambiar las cosas profundamente era otra cosa, sin embargo porque no, ¿porque Chile si y nosotros no? Algunos de nosotros creíamos en la necesidad de un cambio profundo, trabajábamos, estudiábamos y militábamos, esa era nuestra vida, nada podía ser mejor.
De ese sábado de febrero de 1973 ya no me olvidaré jamás. Frente a la plaza Alsina de Avellaneda, habíamos encontrado un tesoro inimaginado, imposible de creer. ¡Había un muro casi virgen!, ¡en el centro de Avellaneda! ¡A quince días de las elecciones de 1973!: medía unos diez metros de largo por casi dos de altura, ¡estaba buenísimo!
Nos caímos como a las dos de la tarde, formábamos parte de la juventud de la Alianza Popular Revolucionaria con la que como lista trece, apoyábamos a la formula de Alende-Sueldo. Llevábamos los tachos con pintura, las carbonillas y los saches de distintos colores. El petiso José que era un artista, se encargó de hacer los dibujos y las inscripciones, iba a ser “El Mural”. Nos creíamos Diego de Rivera ó el más cercano David Alfaro Siqueiros.
Dibujó campos y tractores, torres de perforación petroleras con pulpos imperialistas abrazándolas, vampiros disfrazados de banqueros (¿disfrazados?) y hombres de trabajo, sobre todo hombres y mujeres. Las consignas no eran ¡síganme! ¡No los voy a defraudar!, O cualquier otra estupidez, eran: ¡Por la reforma agraria!, ¡Abajo el imperialismo!, ¡Por la nacionalización de la banca extranjera! y otras que la segunda década infame, me hizo olvidar y que recién estoy recordando lentamente. El final rezaba así: “Vote LISTA 13” - “Vote Alende-Sueldo” Alianza Popular Revolucionaria.
Había quedado hermosa, llena de colorido. Habíamos trabajado como tres horas, pero había valido la pena. Tenía que durar por lo menos dos o tres días, para que las masas la pudieran ver y que surtiera efecto en ellas además de lograr convencer a los independientes. Nos fuimos contentos a una reunión en el comité de Lanús. Como a la media hora sonó el teléfono. Era el flaco Juan Carlos (el presidente del Centro de Estudiantes) que iba para el comité de Avellaneda y lo había visto.
-Hola, ¿quién habla?
-Cacho.
-Mira cacho te aviso que al mural le están pegando carteles encima, son los radicales, porque están colocando unos carteles celestes que ya vi en otra parte.
Nos levantamos corriendo, José manejaba su Peugeot 404, íbamos 5 mas, Héctor, Picho, Luis, Pedro y yo. El auto quedo flojo de amortiguadores, dimos la vuelta a la plaza, los vimos, eran cuatro, nosotros seis ¡pan comido! (pan comido si no estaban armados). El petizo frenó de golpe, como en una serie norteamericana y bajamos. …Tomo la palabra Héctor:
- Compañeros, nos están tapando el cartel que hicimos hoy hace menos de una hora.
-No flaco, no te tapamos nada,
Mientras un cartel azul estaba sobre la mitad superior de la torre, justo donde salía el Petróleo y tapaba a parte de un pulpo. Otro muchacho con un cartel blanco, ya le estaba dando a un tractor.
-Mira compañero lo que estás haciendo, ¡nos estas tapando el mural!.
- El mural ya estaba tapado, nosotros solo seguimos ha…
-Mira flaco hablemos bien…
-¿Que es hablar bien? Contesto el otro, nervioso, al que se lo veía bastante cascarrabias.
- Mirá, hablar bien, es hablar bien…..
- Si ya sé, y vos ¿como hablas mal?, hablemos mal.
- El eco del sonido del sopapo aun resuena por Avellaneda y algunos dicen haberlo oído por Dock Sud.
Se armó el Armagedón, Luis que estaba armado con un pedazo de caño, se fue de costado, a mi me sacaron un diente superior del lado izquierdo, el petizo José, se dio con otro medio petitero, lo tiro a suelo y lo sirvió hasta cansarse.
Una señora que pasaba por ahí, nos gritaba:
- ¡En el suelo no se pega!
- ¡En el suelo no se pega!
Nadie le daba bola, yo seguía cobrando, hasta que se metió Pedrito y le dimos a mi contrincante, lo suficiente, para que nos recordara, como yo lo recuerdo ahora.
El jefe de ellos, le dijo a Héctor:
-¡Para, Para que va a venir la cana!
Por su boca y su nariz salía el líquido rojo que lo había hecho entender, la cana era una excusa para defender el poco “honor” que le quedaba. Paramos todos, Héctor le dijo:
- ¿Entendiste flaco lo que es hablar mal?
-Sí, Si. Le respondió
- Bueno ahora sacan todos los carteles y quedamos bien.
Lo hicieron, pero el mural ya estaba jodido y no lo íbamos a poder reparar por seguridad pues en cualquier momento podía llegar la cana o algo peor.
Nos fuimos al comité de Avellaneda, discutimos, compramos pizza, seguimos discutiendo, cuando escuchamos un rumor, que venía de la Unidad Básica de la Juventud Peronista, con la cual hasta ese momento no habíamos tenido ningún problema y no lo queríamos tener, pues eran como se dice ahora, del mismo palo, o sea del campo popular.
Amenazadoramente nos gritaban:
- ¡Cinco por uno, no va a quedar ninguno!
- ¡Aserrín, Aserrán de Avellaneda hoy no se van!
Nosotros en bolas hasta que llego Onofre, el querido Onofre.
- ¿Que hicieron Pelotudos?
-Los cascamos a los radicales, que nos taparon con los carteles celestes y blancos del mural, le dije yo.
-¡Que radicales ni ocho cuartos! Los carteles azules eran de los radicales, los blancos de los compañeros de la JP.
Eran como 50 y dale con:
- ¡Cinco por uno, no va a quedar ninguno!
- ¡Aserrín, Aserrán de Avellaneda hoy no se van!
-¿Y qué hacemos?
- Vámonos mientras es de día y mañana negociaremos, fue la orden.
No, lo que habían hecho y lo que había pasado no era suficiente para estos modernos Heracles y como si se tratara del más célebre de los héroes griegos, el paradigma de la virilidad y el adalid del orden olímpico contra los monstruos ctónicos (telúricos bah), arremetimos a una nueva tarea, salir esa noche de carnaval, sábado de carnaval para ser más precisos, a pintar por las barriadas del Dock Sud.
No podíamos contar con José ni con Luis, o sea fuimos Héctor, Picho, Pedro y yo. El Picho era hijo de un pianista de tango, ex de la orquesta de Juan Darienzo, Fulvio Salamanca, preso por aquella época por una causa armada, pero básicamente por su militancia en el Partido Comunista y en SADAIC. El Picho tenía un amigo, que a su vez era dueño de una vieja camioneta rastrojero, la pidió prestada para la pintada y la consiguió, se nos unieron dos mujeres, una era Graciela Pane y la otra, la novia de Picho.
Recuerdo que salimos por la avenida Debenedetti a eso de las 12 de la noche, meta cal y brocha, a falta de José que era el artista, dibujaba yo las letras y el resto blanqueaba las paredes y rellenaba de color las letras técnicas de estudiante de ingeniería que yo realizaba, veíamos pasar las parejitas que iban empilchadas para el baile, el tiempo pasaba y nosotros pintábamos, el tiempo pasaba y unos eran felices bailando mientras otros, nosotros, lo éramos haciendo esas tareas revolucionarias que cambiarían la vida de todos, de ellos y de nosotros, el tiempo pasaba y ellos salían de bailar, nosotros…., seguíamos dándole a la brocha.
Caminando llegamos a un pequeño taller astillero, le pintamos las paredes de chapa, cuando de golpe, vemos un pequeño barco remolcador que estaban construyendo, saltamos el alambrado y sobre la proa del lado de babor, le pintamos bien clarito con letra inclinada a 75º
PARA QUE EL PAIS NO SE HUNDA
VOTE ALENDE- SUELDO
Pasó el tiempo, ni nosotros hicimos la revolución ni la JP, la patria socialista, es mas votamos a Perón (con Isabel) y luego a Luder con Exterminio Iglesias, luego de eso, juré no votar jamás a un peronista (ni por un radical) y soy de cumplir mis juramentos.
Pasaron 37 años y 9 meses, hoy es feriado nacional y se está realizando un censo nacional, estamos con mi esposa mirando la televisión esperando al censista, ya no soy Heracles luchando contra lo imposible, ya no existe Hércules, nadie ya puede Limpiar los establos de Augías en un día, por si solo, sin embargo las cosas, de a poco están mejorando. De golpe el anuncio brutal, en un cartel Rojo: Murió Néstor Kirchner...
Fue de golpe, el dolor golpeaba el pecho, me había dado cuenta que no en un día pero con paciencia, ese hombre ya cadáver, había empezado a limpiar los nuevos establos de Auguías, llenos de bosta, pero en Argentina y viendo a esos jóvenes marchar esa noche, llorando como yo lo hacía en mi casa, me di cuenta que nunca una consigna era tan justa como la aggiornada:
PARA QUE EL PAIS NO SE HUNDA
VOTE……..
Tiempo después falte dos veces a mi juramento, no lo siento, pero falta Hércules, a estos establos los tenemos que limpiar entre todos.
Enrique Ramiro Vázquez.
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