sábado, 24 de octubre de 2009

Era calvo y sus ojos celestes



Letra:

Era calvo y sus ojos celestes
alumbraban la gloria del cielo
y poniendo cara de inocente
nos vendía un foráneo modelo.

Un modelo fielmente aprendido
en la escuela inmoral de Chicago
que ya antes había producido
los peores desastres y estragos.

Se quedó con la sangre en el ojo
cuando el jefe pidió su renuncia,
nos dejó hasta las manos, en rojo
y se fue prometiendo denuncias.

Y cumplió destapando una olla
de la cual sale olor a podrido
cuando habló de un señor muy pesado:
Don Alfredo y todos sus amigos.

Eso fue solamente el principio
porque va a continuar denunciando
a las mafias y a los delincuentes,
pero no a los que son de su bando.

Yo no sé cuántos son los corruptos,
no conozco la lista completa,
pero de algo estoy muy seguro:
que no caben... en una servilleta.

Ignacio Copani.

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