viernes, 29 de octubre de 2010

Homenajes y último adiós a Néstor Kirchner



El ex Presidente de la Nación falleció el 27 de octubre de 2010 a las 9:15 hs. en El Calafate, por un paro cardiorrespiratorio. Era Diputado Nacional, Secretario General de UNASUR, y Presidente del Partido Justicilista. El país entró en un profundo estado de shock, conmoción y angustia.

Homenaje:


El último adiós: Más de 170 mil personas ingresaron a su velorio en Casa Rosada en las primeras diez horas.



Cientos de miles de personas asistieron a la despedida del ex presidente Néstor Kirchner, en la casa de Gobierno. Bajo la lluvia, la gente siguió llegando a la Plaza de Mayo para brindar su apoyo a la Presidenta Cristina Fernández y acompañar el cortejo que llevará al ex primer mandatario hasta el Aeroparque, desde donde partió hacía su morada final, en Río Gallegos.



Una multitud despidió los restos del ex presidente Néstor Kirchner, a lo largo del recorrido del cortejo fúnebre, entre la Casa de Gobierno y el aeroparque Jorge Newbery, desde donde será trasladado a Santa Cruz.
El cortejo partió desde la explanada de la Casa de Gobierno a las 13:15, precediendo la caravana el automóvil que condujo a la presidenta Cristina Fernández quién, en todo el trayecto, recibió constantes muestras de afecto, aplausos y vivas.



"Quisiera que me recuerden": Poema de Joaquín Enrique Areta, correntido, secuestrado y desaparecido en Villa Martelli, provincia de Buenos Aires, cuando tenía 23 años. Néstor Kirchner leyó el poema cuando era Presidente, en la presentación de la obra Palabra Viva (recopilación de testimonios de desaparecidos) en la Feria del Libro de 2005.



La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner agradece a los argentinos por Cadena Nacional:

miércoles, 27 de octubre de 2010

Hoy: Manifiesto

Hoy baila y celebra el enemigo. Hoy brindan a escondidas como hace unos días cuando mataron a Mariano. Hoy se afilan los dientes y se disponen a sembrar su miseria los que nos mataron a todos; los que se pusieron uniformes marciales cuando les convino; los que metieron el sueño y la lucha de 30 mil bajo la alfombra de cuarteles ensangrentados; los que le construyeron despacito el miedo que se caló entre los huesos a nuestros padres, los ingenieros del terror y los enemigos del pueblo.

Hoy brindan y celebran los que seguramente creen que esta muerte allana su camino; los que se disponen a hambrearnos y pintarnos de indignos en sus diarios y canales, apuntarán (si los dejamos) sus fórmulas de terrorismo económico hacia abuelos, escuelas.

Hoy ha muerto el que armó un frente popular; el que desenredó la trama de un país incendiado y construyó poder más del palo; el que enfrentó con coraje junto a Cristina a los herederos de la conquista, a la sociedad Rural, a sus perros armados, a sus medios de comunicación, a sus confundidores...

Hoy ha muerto el que bajó el cuadrito de Videla y le declaró la guerra al olvido cómplice, el que se apoyó en la fuerza y el dolor de Las Madres y de Las Abuelas...

Hoy murió Nestor Kirchner; garante de continuidad de un proyecto mucho más popular que todos los que vi hasta acá.

Celebran los traidores y los cobardes de siempre el fallecimiento de quien los enfrentó con inteligencia y coraje. Ellos apuestan a nuestra división; a que se diluya la resistencia y a que se postergue otra vez el turno del pueblo.

Sepan traidores, sicarios de sueños y desestabilizadores de construcción popular, que nuestro sueño no lo matan ni se muere. Sepan que la lucha sigue; que el pueblo se impregna de sus verdaderos referentes y se pone de pie al lado de Cristina; porque hoy desaparece cualquier diferencia entre nosotros y nos ponemos en las filas de aquellos y aquellas que resisten la eterna injusticia social.

Hoy antes de armarnos de belleza-pueblo para resistir como todos los días desde hace más de quinientos años, nos permitimos el inmenso dolor de la pérdida y nos abrazamos entre nosotros.

Hoy lo hacemos sabiendo que venceremos. Nosotros vamos a brindar con una latinoamerica unida; con un país con memoria y con un pueblo viviendo con dignidad. En ese momento celebraremos nosotros.

Hoy no es tiempo de ceder conquistas ni espacios recuperados. Hoy nos fortalecemos uniéndonos y bancando a Cristina más que nunca.

Hoy no negociamos nada y renovamos las fuerzas desde el dolor para construir algo más justo.

Hoy murió Nestor Kirchner, alguien que nos politizó un poco a todos cuando ya no creíamos en nada.

Ni su pueblo ni la historia lo va a olvidar.

De Luca.

lunes, 18 de octubre de 2010

La gente venía del sur

El 17 de octubre de 1945 - Testimonio de un obrero

A principios de octubre, durante el gobierno de Edelmiro J. Farrell, Perón fue obligado a renunciar a todos los cargos públicos que ocupaba con el objetivo de desarticular su programa político. Fue detenido y trasladado a la isla Martín García. El Comité Central Confederal de la CGT declaró una huelga general a partir de la hora cero del 18 de octubre “como medida defensiva de las conquistas sociales amenazadas por la reacción de la oligarquía y el capitalismo”. La iniciativa sindical fue, sin embargo, desbordada por las bases, y desde la tarde del 16 de octubre los obreros empezaron a dejar sus lugares de trabajo. El 17 de octubre de 1945, miles de trabajadores provenientes principalmente del cordón industrial del Gran Buenos Aires se acercaron a Plaza de Mayo reclamando la presencia de Perón. El gobierno debió finalmente ceder a la presión popular y el general fue trasladado a la capital. Por la noche, Perón pudo estrenar su saludo con los brazos en alto.

Relato testimonial de Sebastián Borro, un obrero que participó de la jornada aquel 17 de octubre, aparecido en La Opinión Cultural el 15 de octubre de 1972.

El 17 de octubre de 1945 me encuentra cumpliendo tareas en un establecimiento metalúrgico ubicado en Constitución, sobre las calles Luis Sáenz Peña y Pedro Echagüe. Yo tenía entonces 24 años de edad. Mi oficio era oficial tornero mecánico… En la mañana del 17 de octubre, aproximadamente a las 9, grupos de personas venían desde Avellaneda y Lanús avanzando hacia el centro de la ciudad. Pasaron por la calle Sáenz Peña, observaron que había un taller mecánico (donde trabajaban 130 personas) se acercaron a nosotros y nos dijeron: “Muchachos hay que parar el taller, hay que salir a la calle a rescatar a Perón”.

Las noticias que teníamos en ese momento eran que Perón estaba detenido y que todo lo que se hacía era para rescatarlo. Efectivamente, el taller paró y la gente salió a la calle. Algunos fueron a sus casas. Pero la gran mayoría siguió con los compañeros que venían del sur. Fuimos caminando hacia Plaza de Mayo y habremos llegado aproximadamente a las once y media, porque en el camino íbamos parando los diversos establecimientos de la industria metalúrgica y maderera que había por Constitución.

A esa hora no había tanta gente como la que hubo por la tarde, que cubrió toda la Plaza. En la marcha hacia allí se pintaban sobre los coches, con cal, leyendas como “Queremos a Perón”. También sobre los tranvías. La gente se paraba y reaccionaba a favor de la manifestación que iba a Plaza de Mayo para tratar de cumplir con la idea que tenían los que habían organizado eso. Perón había aplicado leyes nuevas y otras las había ampliado: pago doble por indemnización, preaviso, pago de las ausencias por enfermedad. Eran cosas que antes no se cumplían; hasta ese momento, donde yo trabajaba, no se cumplía ninguna de esas leyes. Le voy a decir más: creo que pocos días antes de su detención, Perón había conseguido un decreto por el que se debían pagar al trabajador los días festivos: 1º de mayo, 12 de octubre, 9 de julio, etcétera. Recuerdo que uno de los patrones nos dijo entonces: vayan a cobrarle a Perón el 12 de octubre (ya estaba detenido). Después del 17 de octubre cobramos ése y muchos días más.

Eran tan reaccionarios los patrones (me aparto un poco del 17 de octubre) que en enero de 1946, estando el capitán Russo en la Secretaría de Trabajo, la empresa en la que yo trabajaba fue citada tres veces. No se había presentado. Tuvo que ser intimado por la fuerza pública a concurrir a la Secretaría de Trabajo, donde algunos de nosotros éramos representantes del personal; no elegidos, porque no había organización gremial, sino porque éramos los más decididos. Uno de los patrones dijo que no tenía tiempo para pagar aguinaldo, vacaciones, a última hora. Le contestaron que la ley 11.729 fue aprobada en 1932. Y que todas las cuentas que no se habían hecho desde entonces habría que hacerlas ahora. Efectivamente, el 1º de febrero de ese año cobramos aguinaldo, pagos por enfermedad y tuvieron vacaciones los que quisieron tomárselas.

Siguiendo con el 17, llegamos a la Plaza; cada vez se hacía más entusiasta; había alegría, fervor. Frente a la Casa Rosada empezaron a armar los altavoces. Hablaron distintas personas, el coronel Mercante, Colom, que fue uno de los últimos oradores. Trataban de ir calmando a la gente: por cada intervención de los oradores, la reacción era más fervorosa a favor de Perón. Se decía que venían trabajadores del interior del país. No lo puedo probar. Recuerdo, sí, que era una tarde muy calurosa y la gente se descalzaba y ponía los pies en las fuentes, muchos por haber caminado tanto. Concretamente lo que yo presencié era la gente que venía del sur. Berisso, Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora. A medida que crecía la cantidad, en la Plaza de Mayo aparecían los carteles. Por primera vez yo observaba algo igual: nunca había visto una asamblea tan extraordinaria. Cuando el coronel Perón apareció en los balcones sentí temblar a la Plaza. Fue un griterío extraordinario que nos emocionó de tal manera. Todo parecía venirse abajo.

Unos días antes se decía que Perón estaba gravemente enfermo. Por los parlantes se había anunciado que el coronel Perón se encontraba bien de salud y que estaba en el Hospital Militar. En un momento, Colom dijo, más o menos: “Quédense que vamos a traer a Perón”. Mucha gente gritaba por Perón –quizá por primera vez- sin tener todavía conciencia clara de su actividad. Porque, además, la gran prensa trataba de desvirtuar la figura de Perón. La gente se enteraba a través de los delegados o los activistas pero no por la prensa, que casi en su totalidad estaba en contra. Aunque él había hablado en distintas oportunidades desde la Secretaría de Trabajo. Y se había hecho carne que era un auténtico defensor de los derechos del trabajador.

Nos causó mucho dolor saber que lo habían detenido pero –en lo que respecta a mí y un grupo de compañeros- sinceramente nos considerábamos impotentes, porque recién estábamos despertando, después de muchos años, en el país. Para otros –quizá- con anterioridad, pero a partir de ese 17 de octubre despierta la conciencia para nosotros. Se hace carne que al pueblo tiene que respetársele como tal, cosa que Perón proclamaba diariamente. De ahí que, si bien nos sentíamos impotentes, podíamos hacer algo: sacar a Perón de las garras de la oligarquía y colocarlo en el lugar que correspondía para que sea permanente una auténtica justicia. Es decir, ese idealismo que teníamos nunca lo habíamos vivido en el país. No creí que iba a haber tanta gente en la Plaza; lo que sí pensaba era que el agradecimiento del pueblo a Perón tenía que ser auténtico. Pero yo no conocía la reacción de la gente, hasta que la viví.

La Opinión Cultural, 15 de octubre de 1972

domingo, 17 de octubre de 2010

17 de octubre

Dónde estabas… ¡Oh! Pueblo… ¿Dónde estabas…?
En qué sueño profundo tú dormías que tu patria,
la grande entre las grandes, como un barco sin guía,
por las rutas del mundo, ¡patria mía! se agitaba…

Pero… ¿Eras tú quien se hallaba adormecido,
o los hombres del mando así se hallaban…?
¿O tal vez no eran ellos los capaces?
¿O quizás tu sentir no interpretaban?

Si… Ello era… Aquellos conductores no sabían
de tu dolor, mi pueblo atormentado.
Nunca sintieron tu latir sublime,
nunca tu voz viril ellos escucharon…

Pero un día el clarín vibra gigante
y la tierra argentina se estremece,
un puñado de hombres lanza el grito
en un Cuatro de Junio que amanece…

Después… De ese puñado de Argentinos puros
una figura cual gigante emerge;
una nueva conciencia de la patria,
y para el sol de la bandera criolla,
un rayo de esperanza que florece.

Corren luego los días… Los meses van pasando…
El pueblo. ¡El verdadero pueblo! ¡El que trabaja!
Ve renacer de nuevo
al conjuro del hombre y su palabra,
la libertad, el respeto y la esperanza
que un día le robara el oligarca.

Más tarde, cuando asoma en el cielo el sol ansiado,
cuando todo parece ya logrado
y se quiere entregar a su descanso,
aquel traidor que tanto lo humillara
vuelve a dar el zarpazo…

¡Y el líder! Bandera de su lucha.
Estrella que alumbró su noche oscura,
siente en su corazón cómo se clava
el veneno traidor del dardo impío
que en las sombras le arroja el enemigo.

¿Y el pueblo…?
¿Está acaso dormido como antaño?
¿Va a resignarse como siempre supo
y va a perder el estandarte puro
conquistado en su lucha de dos años…?
¡No! ¡Nunca! ¡Jamás!

Como aisladas nubes se desplaza,
forma un enorme temporal en masa,
y ya impulsado por serena brisa
recorre los senderos hacia la Plaza,
y la tormenta con fulgor de patria
envuelta en colores se desata.

¡17 de Octubre! ¡Grito de libertad! ¡Justicia ansiada!
Triunfo del pueblo, del hombre y de la patria.
¡Cuántas banderas! Parecía
que el mismo cielo en nuestras manos ondeara…

¿Y las antorchas?
¡Qué visión imborrable en nuestros ojos!
Era el sentir del pueblo liberado
convertido en un fuego victorioso.

¡Y el grito de ese pueblo que estremeció la tierra,
como un millón de leones rugiendo allá en la selva!
¡Y la brisa serena! ¡Las luces y las estrellas!
¡Y la mujer criolla! ¡Y el niño! ¡Y las banderas!
¡Y el canto de los hombres poblando de armonías,
el nuevo surco abierto en la argentina tierra!

¡Y por fin! La voz del hombre. Su figura imponente,
en ese marco de oro de patria floreciente.
Su voz llena de patria, su voz libre y valiente.
Y el pueblo victorioso en esa noche excelsa,
recorriendo las calles con antorchas y bandera.

Reseca la garganta del grito incontenido…
Estremeciendo el suelo su grito de ilusión,
y toda la Argentina poblada por el eco
de aquel nombre sublime…
¡PERÓN! ¡PERÓN! ¡PERÓN!

Carlos Rebeiro

jueves, 14 de octubre de 2010

Algo Habrán Hecho... por la historia argentina

Algo habrán hecho... Por la Historia Argentina es un programa de la televisión argentina, producido por la productora independiente Eyeworks Cuatro Cabezas, que narra, de manera entretenida y didáctica, los principales hechos que se sucedieron en el país, desde sus inicios, a comienzos del siglo XIX. El programa, por el momento, consta de sólo tres temporadas, de cuatro capítulos cada una. La primera temporada se emitió en el año 2005 por Canal Trece con la conducción de Mario Pergolini (productor del ciclo) y el historiador argentino Felipe Pigna, quien tuvo la idea original del programa. En el año 2006 el programa pasa a Telefé y es conducido por Pergolini y Pigna nuevamente. En cambio, a finales de 2008 se estrena la tercera temporada, nuevamente en la pantalla de Telefé, ya sin Pergolini (que había decidido a comienzos de ese año retirarse definitivamente de la televisión), que es reemplazado por su amigo Juan Di Natale, encargado de la conducción junto a Pigna.

Mirá los 12 capítulos:

Temporada 1:

Capitulo 1: http://www.gigasize.com/get.php?d=17hxmq11g9b
Capitulo 2: http://www.gigasize.com/get.php?d=17hxmq11g9b
Capitulo 3: http://www.megaupload.com/?d=X67A2NZH
Capitulo 4: http://www.megaupload.com/es/?d=B5ITYPAV


Temporada 2:
Capitulo 1: http://www.megaupload.com/es/?d=AEQXKROR
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Capitulo 3: http://www.megaupload.com/es/?d=JIIHTW8T
Capitulo 4: http://www.megaupload.com/es/?d=QGMAXU8E

Temporada 3:
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Capitulo 4: http://www.megaupload.com/es/?d=GMVHVUCX


Solo se nesecita password para la 3º temporada y es:
TARINGA

El Parlamento convirtió en ley el aumento del 82% móvil para los jubilados, y la Presidencia de la Nación lo vetó