domingo, 27 de marzo de 2011

Gracias Néstor


Hoy me levante con dolor en las manos y los brazos, por flamear ayer la bandera Argentina bajo una incesante lluvia, que parecía reflejar con asombrosa exactitud la tristeza que el pueblo Argentino sentía.

Pero ese dolor físico fue mitigado al recordar que era el resultado de pasar tres días en Plaza de Mayo junto al Líder, junto a miles de almas que sentíamos lo mismo, que esperamos durante horas y días, que, aún bajo la helada lluvia, corrimos acompañando el auto que se lo llevaba.

Pero había un dolor más fuerte, más profundo y no había recuerdo o razonamiento que lo mitigue. Era el de mi corazón.

Se nos fue el hombre que le volvió a dar dignidad a los niños, al trabajador, al jubilado, a TODOS los argentinos sin distinción de clase social alguna. Ese que a los jóvenes nos devolvió la esperanza de tener un futuro dentro de su país, quien permitió que nuestra Corte Suprema sea independiente, quien reconoció y permitió todos seamos iguales más allá de las preferencias sexuales, quien permitió que los técnicos tengan trabajo, que los obreros puedan ganar bien, quien se atrevió a decirle NO al ALCA en su propia cara a Bush.

Hoy, el día después de su entierro, me embargan distintas emociones; bronca, por lo inevitable y por la incomprensión de algunos; incertidumbre por no saber qué vendrá y que batallas se nos presentaran. Y, aunque siento una gran sensación de orfandad, que nuestro líder se fue, también tengo esperanza y certeza porque sabemos que no se quedó sola, que todo el pueblo Argentino está con ella, y que todos sostenemos este proyecto Nacional y Popular.

GRACIAS Néstor por haber puesto en cada uno de nosotros la esperanza de poder tener un país mejor, por inspirar a miles de jóvenes a involucrarse en política y demostrar que, aquellos que ya veníamos luchando por un país mejor, no estábamos equivocados.

En Plaza de Mayo fui testigo, no sólo del profundo dolor reflejado en el constante llanto de un pueblo, sino también de una fuerza viva en los jóvenes, una fuerza que me llenó de esperanza, una fuerza dispuesta a llevar adelante el modelo.

Luciano Delgado Sempé
31 de octubre de 2010

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