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OID MORTALES
Periódico del Bicentenario de la República Argentina
miércoles, 7 de noviembre de 2012
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martes, 27 de diciembre de 2011
“La más habilitada para que el peronismo deje de ser peronismo es Cristina”
El escritor, que acaba de sacar un nuevo libro sobre el peronismo, recuerda que la Presidenta no nombra a Perón, ni se canta la marcha.
Una persistencia argentina. Eso es para José Pablo Feinmann el peronismo. Pero el pensador que acaba de publicar el tomo II de su obra Peronismo , esta vez, y para enojo de muchos, se la toma con el creador del movimiento. Es el último Perón, el que aterriza en Ezeiza el que más lo enoja. Y por eso lo pone contra las cuerdas y lo sopapea un poco, a ver el si el general tiene respuestas para tantas preguntas y herencias insoportables que dejó su muerte en 1974. Hubo muchos Perón, el último es el que Feinmann pone en la mira. Por algo lo llaman un francotirador nocturno .
¿Cuál de todos los Perón sería el más polémico? Perón se va a jactar siempre de ser el totalizador de las infinitas particularidades que componen el movimiento, va a crear una figura, que es la del “padre eterno”. Cuando dos grupos peronistas se distancian, dice, yo soy el padre eterno, es decir, me aparto, miro y después digo, arréglense, el movimiento es lo primero, vamos muchachos, dénse un abrazo y esto se acabó. El tenía esa certeza.
¿Qué peronismo se gesta durante el exilio del líder? En estos 18 años de exclusión del peronismo se gesta la tragedia argentina. Porque si, bajo el gobierno de Illia, le hubieran permitido llegar a Perón, entonces lo integraban al sistema democrático, permitían que las mayorías pobres, obreras, tuvieran la posibilidad de votar a quien quieran, si eso hubiera pasado no habría habido guerrilla en la Argentina, porque habría habido expresividad democrática de las masas.
¿Y cuál es el Perón que se esperaba en 1973? La JP esperaba a un Perón revolucionario, pero no porque creyera que Perón lo fuera. La JP sabía que Perón era el líder de la clase trabajadora, entonces se mete allí para llevar a los obreros al socialismo. Y, esta es la clave: crearle a Perón hechos políticos para que él no tuviera más remedio que avalar. La cosa era: cuando vuelva el viejo va a encontrar un estado de cosas en el país que no va a tener más remedio que apoyarlo porque si no, se le incendia el país; ahora, ¿quiénes creían realmente que Perón era un revolucionario? El colaboraba con esta idea. Cuando muere el Che dice: “se ha muerto el mejor de los nuestros”. Inventa esta cosa rara del socialismo nacional, una mentira gigantesca para captar a los jóvenes que se miraban en Cuba, Argelia y Vietnam.
Mientras aterriza en Morón, se están matando en Ezeiza...
Perón se da cuenta que, si él aterriza ahí, va a repetir el acto de Cámpora del 25 de Mayo del 73. Dice, si yo salgo a hablar delante de estos locos de la patria socialista, soy Cámpora, entonces se va a Morón. En el discurso que da el 21 de junio dice: acá empieza otra etapa, la del tiempo y no la de la sangre. Y para Montoneros la cosa era, nosotros pusimos la sangre, ahora queremos poder y largan una consigna muy equivocada: “conducción, conducción, Montoneros y Perón”. Para la rima, Montoneros tenía que ir adelante y eso a Perón no le gusta nada.
A qué género corresponde lo vivido entre octubre de 1973 y marzo de 1976...? Usted cita la obra existencialista Esperando a Godot...
¿A quién esperaban? Esperar a Godot es esperar que venga algo de afuera a solucionarte la vida. Perón llegaba y todo se arreglaba para siempre. Entonces, es una tragedia, griega o no, es un drama existencialista, pero sobre todo una tragedia. Hegel dice, la tragedia no es la lucha de lo bueno contra lo malo, sino de lo justo contra lo justo. Es una tragedia, en la que se enfrentan, no la verdad contra la verdad, sino más bien el error contra el error, o, si querés decirlo así, se enfrentan demasiadas verdades de una totalidad que ya no tiene totalizador.
Perón ya no es el padre eterno...
No, porque el padre eterno es el que no elegía, sino el que armonizaba. Ahora este padre elige a la derecha del movimiento, claramente, se juega, se particulariza. Si el totalizador deviene particularidad, ya no hay quien totalice el desastre, el desorden. Entonces es un desorden sin totalizador, ¿quiénes totalizan?, los militares del 76, a través de la muerte.
¿Cuándo es que los peronistas se permiten criticar a Perón? Hasta Cristina lo critica...
Bueno, supongo que para muchos peronistas lo de Cristina debe haber sido una suerte de permiso. Aunque Cristina dijo eso para enrostrarle a Moyano que a diferencia del primer peronismo ahora hay derecho de huelga. Pero desde Alfonsín hay derecho de huelga, desde que vivimos en democracia. Además habló de la Constitución de Sampay, lo dice medio distraída, para no nombrar a Perón. Esto lo hizo con mi beneplácito, porque una de las esperanzas que deposito en el gobierno es que avance más allá del peronismo. Yo a muchos amigos antiperonistas les digo, no se equivoquen, si ustedes quieren que el peronismo deje de ser el peronismo, la más habilitada para hacerlo es Cristina Kirchner, porque si el PJ realmente se moderniza, se va a ir diluyendo, no es que lo vaya a eliminar. Pero los símbolos peronistas ya no están, Cristina no nombra a Perón, no está el escudo peronista, no se canta la marcha.
Una persistencia argentina. Eso es para José Pablo Feinmann el peronismo. Pero el pensador que acaba de publicar el tomo II de su obra Peronismo , esta vez, y para enojo de muchos, se la toma con el creador del movimiento. Es el último Perón, el que aterriza en Ezeiza el que más lo enoja. Y por eso lo pone contra las cuerdas y lo sopapea un poco, a ver el si el general tiene respuestas para tantas preguntas y herencias insoportables que dejó su muerte en 1974. Hubo muchos Perón, el último es el que Feinmann pone en la mira. Por algo lo llaman un francotirador nocturno .
¿Cuál de todos los Perón sería el más polémico? Perón se va a jactar siempre de ser el totalizador de las infinitas particularidades que componen el movimiento, va a crear una figura, que es la del “padre eterno”. Cuando dos grupos peronistas se distancian, dice, yo soy el padre eterno, es decir, me aparto, miro y después digo, arréglense, el movimiento es lo primero, vamos muchachos, dénse un abrazo y esto se acabó. El tenía esa certeza.
¿Qué peronismo se gesta durante el exilio del líder? En estos 18 años de exclusión del peronismo se gesta la tragedia argentina. Porque si, bajo el gobierno de Illia, le hubieran permitido llegar a Perón, entonces lo integraban al sistema democrático, permitían que las mayorías pobres, obreras, tuvieran la posibilidad de votar a quien quieran, si eso hubiera pasado no habría habido guerrilla en la Argentina, porque habría habido expresividad democrática de las masas.
¿Y cuál es el Perón que se esperaba en 1973? La JP esperaba a un Perón revolucionario, pero no porque creyera que Perón lo fuera. La JP sabía que Perón era el líder de la clase trabajadora, entonces se mete allí para llevar a los obreros al socialismo. Y, esta es la clave: crearle a Perón hechos políticos para que él no tuviera más remedio que avalar. La cosa era: cuando vuelva el viejo va a encontrar un estado de cosas en el país que no va a tener más remedio que apoyarlo porque si no, se le incendia el país; ahora, ¿quiénes creían realmente que Perón era un revolucionario? El colaboraba con esta idea. Cuando muere el Che dice: “se ha muerto el mejor de los nuestros”. Inventa esta cosa rara del socialismo nacional, una mentira gigantesca para captar a los jóvenes que se miraban en Cuba, Argelia y Vietnam.
Mientras aterriza en Morón, se están matando en Ezeiza...
Perón se da cuenta que, si él aterriza ahí, va a repetir el acto de Cámpora del 25 de Mayo del 73. Dice, si yo salgo a hablar delante de estos locos de la patria socialista, soy Cámpora, entonces se va a Morón. En el discurso que da el 21 de junio dice: acá empieza otra etapa, la del tiempo y no la de la sangre. Y para Montoneros la cosa era, nosotros pusimos la sangre, ahora queremos poder y largan una consigna muy equivocada: “conducción, conducción, Montoneros y Perón”. Para la rima, Montoneros tenía que ir adelante y eso a Perón no le gusta nada.
A qué género corresponde lo vivido entre octubre de 1973 y marzo de 1976...? Usted cita la obra existencialista Esperando a Godot...
¿A quién esperaban? Esperar a Godot es esperar que venga algo de afuera a solucionarte la vida. Perón llegaba y todo se arreglaba para siempre. Entonces, es una tragedia, griega o no, es un drama existencialista, pero sobre todo una tragedia. Hegel dice, la tragedia no es la lucha de lo bueno contra lo malo, sino de lo justo contra lo justo. Es una tragedia, en la que se enfrentan, no la verdad contra la verdad, sino más bien el error contra el error, o, si querés decirlo así, se enfrentan demasiadas verdades de una totalidad que ya no tiene totalizador.
Perón ya no es el padre eterno...
No, porque el padre eterno es el que no elegía, sino el que armonizaba. Ahora este padre elige a la derecha del movimiento, claramente, se juega, se particulariza. Si el totalizador deviene particularidad, ya no hay quien totalice el desastre, el desorden. Entonces es un desorden sin totalizador, ¿quiénes totalizan?, los militares del 76, a través de la muerte.
¿Cuándo es que los peronistas se permiten criticar a Perón? Hasta Cristina lo critica...
Bueno, supongo que para muchos peronistas lo de Cristina debe haber sido una suerte de permiso. Aunque Cristina dijo eso para enrostrarle a Moyano que a diferencia del primer peronismo ahora hay derecho de huelga. Pero desde Alfonsín hay derecho de huelga, desde que vivimos en democracia. Además habló de la Constitución de Sampay, lo dice medio distraída, para no nombrar a Perón. Esto lo hizo con mi beneplácito, porque una de las esperanzas que deposito en el gobierno es que avance más allá del peronismo. Yo a muchos amigos antiperonistas les digo, no se equivoquen, si ustedes quieren que el peronismo deje de ser el peronismo, la más habilitada para hacerlo es Cristina Kirchner, porque si el PJ realmente se moderniza, se va a ir diluyendo, no es que lo vaya a eliminar. Pero los símbolos peronistas ya no están, Cristina no nombra a Perón, no está el escudo peronista, no se canta la marcha.
Héctor Pavón
Diario Clarín
lunes, 26 de diciembre de 2011
Para que el país no se hunda
Ya casi en parte, me había olvidado, claro, ha pasado tanto tiempo, era tan joven en 1973, solo 21 años de edad y a los 21 años las tareas de Hércules son trabajos fáciles de resolver, pero si tenemos toda la vida por delante, como no íbamos a poder hacer un país mejor o eso creíamos. Como decía la canción:
La lucha a la que nos habíamos unido 3 años antes, la lucha contra la dictadura militar, que había continuado hundiendo al país desde 1966, como las otras dictaduras, prácticamente había dado sus frutos, la salida democrática era una cuasi realidad, cambiar las cosas profundamente era otra cosa, sin embargo porque no, ¿porque Chile si y nosotros no? Algunos de nosotros creíamos en la necesidad de un cambio profundo, trabajábamos, estudiábamos y militábamos, esa era nuestra vida, nada podía ser mejor.
De ese sábado de febrero de 1973 ya no me olvidaré jamás. Frente a la plaza Alsina de Avellaneda, habíamos encontrado un tesoro inimaginado, imposible de creer. ¡Había un muro casi virgen!, ¡en el centro de Avellaneda! ¡A quince días de las elecciones de 1973!: medía unos diez metros de largo por casi dos de altura, ¡estaba buenísimo!
Nos caímos como a las dos de la tarde, formábamos parte de la juventud de la Alianza Popular Revolucionaria con la que como lista trece, apoyábamos a la formula de Alende-Sueldo. Llevábamos los tachos con pintura, las carbonillas y los saches de distintos colores. El petiso José que era un artista, se encargó de hacer los dibujos y las inscripciones, iba a ser “El Mural”. Nos creíamos Diego de Rivera ó el más cercano David Alfaro Siqueiros.
Dibujó campos y tractores, torres de perforación petroleras con pulpos imperialistas abrazándolas, vampiros disfrazados de banqueros (¿disfrazados?) y hombres de trabajo, sobre todo hombres y mujeres. Las consignas no eran ¡síganme! ¡No los voy a defraudar!, O cualquier otra estupidez, eran: ¡Por la reforma agraria!, ¡Abajo el imperialismo!, ¡Por la nacionalización de la banca extranjera! y otras que la segunda década infame, me hizo olvidar y que recién estoy recordando lentamente. El final rezaba así: “Vote LISTA 13” - “Vote Alende-Sueldo” Alianza Popular Revolucionaria.
Había quedado hermosa, llena de colorido. Habíamos trabajado como tres horas, pero había valido la pena. Tenía que durar por lo menos dos o tres días, para que las masas la pudieran ver y que surtiera efecto en ellas además de lograr convencer a los independientes. Nos fuimos contentos a una reunión en el comité de Lanús. Como a la media hora sonó el teléfono. Era el flaco Juan Carlos (el presidente del Centro de Estudiantes) que iba para el comité de Avellaneda y lo había visto.
-Hola, ¿quién habla?
-Cacho.
-Mira cacho te aviso que al mural le están pegando carteles encima, son los radicales, porque están colocando unos carteles celestes que ya vi en otra parte.
Nos levantamos corriendo, José manejaba su Peugeot 404, íbamos 5 mas, Héctor, Picho, Luis, Pedro y yo. El auto quedo flojo de amortiguadores, dimos la vuelta a la plaza, los vimos, eran cuatro, nosotros seis ¡pan comido! (pan comido si no estaban armados). El petizo frenó de golpe, como en una serie norteamericana y bajamos. …Tomo la palabra Héctor:
- Compañeros, nos están tapando el cartel que hicimos hoy hace menos de una hora.
-No flaco, no te tapamos nada,
Mientras un cartel azul estaba sobre la mitad superior de la torre, justo donde salía el Petróleo y tapaba a parte de un pulpo. Otro muchacho con un cartel blanco, ya le estaba dando a un tractor.
-Mira compañero lo que estás haciendo, ¡nos estas tapando el mural!.
- El mural ya estaba tapado, nosotros solo seguimos ha…
-Mira flaco hablemos bien…
-¿Que es hablar bien? Contesto el otro, nervioso, al que se lo veía bastante cascarrabias.
- Mirá, hablar bien, es hablar bien…..
- Si ya sé, y vos ¿como hablas mal?, hablemos mal.
- El eco del sonido del sopapo aun resuena por Avellaneda y algunos dicen haberlo oído por Dock Sud.
Se armó el Armagedón, Luis que estaba armado con un pedazo de caño, se fue de costado, a mi me sacaron un diente superior del lado izquierdo, el petizo José, se dio con otro medio petitero, lo tiro a suelo y lo sirvió hasta cansarse.
Una señora que pasaba por ahí, nos gritaba:
- ¡En el suelo no se pega!
- ¡En el suelo no se pega!
Nadie le daba bola, yo seguía cobrando, hasta que se metió Pedrito y le dimos a mi contrincante, lo suficiente, para que nos recordara, como yo lo recuerdo ahora.
El jefe de ellos, le dijo a Héctor:
-¡Para, Para que va a venir la cana!
Por su boca y su nariz salía el líquido rojo que lo había hecho entender, la cana era una excusa para defender el poco “honor” que le quedaba. Paramos todos, Héctor le dijo:
- ¿Entendiste flaco lo que es hablar mal?
-Sí, Si. Le respondió
- Bueno ahora sacan todos los carteles y quedamos bien.
Lo hicieron, pero el mural ya estaba jodido y no lo íbamos a poder reparar por seguridad pues en cualquier momento podía llegar la cana o algo peor.
Nos fuimos al comité de Avellaneda, discutimos, compramos pizza, seguimos discutiendo, cuando escuchamos un rumor, que venía de la Unidad Básica de la Juventud Peronista, con la cual hasta ese momento no habíamos tenido ningún problema y no lo queríamos tener, pues eran como se dice ahora, del mismo palo, o sea del campo popular.
Amenazadoramente nos gritaban:
- ¡Cinco por uno, no va a quedar ninguno!
- ¡Aserrín, Aserrán de Avellaneda hoy no se van!
Nosotros en bolas hasta que llego Onofre, el querido Onofre.
- ¿Que hicieron Pelotudos?
-Los cascamos a los radicales, que nos taparon con los carteles celestes y blancos del mural, le dije yo.
-¡Que radicales ni ocho cuartos! Los carteles azules eran de los radicales, los blancos de los compañeros de la JP.
Eran como 50 y dale con:
- ¡Cinco por uno, no va a quedar ninguno!
- ¡Aserrín, Aserrán de Avellaneda hoy no se van!
-¿Y qué hacemos?
- Vámonos mientras es de día y mañana negociaremos, fue la orden.
No, lo que habían hecho y lo que había pasado no era suficiente para estos modernos Heracles y como si se tratara del más célebre de los héroes griegos, el paradigma de la virilidad y el adalid del orden olímpico contra los monstruos ctónicos (telúricos bah), arremetimos a una nueva tarea, salir esa noche de carnaval, sábado de carnaval para ser más precisos, a pintar por las barriadas del Dock Sud.
No podíamos contar con José ni con Luis, o sea fuimos Héctor, Picho, Pedro y yo. El Picho era hijo de un pianista de tango, ex de la orquesta de Juan Darienzo, Fulvio Salamanca, preso por aquella época por una causa armada, pero básicamente por su militancia en el Partido Comunista y en SADAIC. El Picho tenía un amigo, que a su vez era dueño de una vieja camioneta rastrojero, la pidió prestada para la pintada y la consiguió, se nos unieron dos mujeres, una era Graciela Pane y la otra, la novia de Picho.
Recuerdo que salimos por la avenida Debenedetti a eso de las 12 de la noche, meta cal y brocha, a falta de José que era el artista, dibujaba yo las letras y el resto blanqueaba las paredes y rellenaba de color las letras técnicas de estudiante de ingeniería que yo realizaba, veíamos pasar las parejitas que iban empilchadas para el baile, el tiempo pasaba y nosotros pintábamos, el tiempo pasaba y unos eran felices bailando mientras otros, nosotros, lo éramos haciendo esas tareas revolucionarias que cambiarían la vida de todos, de ellos y de nosotros, el tiempo pasaba y ellos salían de bailar, nosotros…., seguíamos dándole a la brocha.
Caminando llegamos a un pequeño taller astillero, le pintamos las paredes de chapa, cuando de golpe, vemos un pequeño barco remolcador que estaban construyendo, saltamos el alambrado y sobre la proa del lado de babor, le pintamos bien clarito con letra inclinada a 75º
Pasó el tiempo, ni nosotros hicimos la revolución ni la JP, la patria socialista, es mas votamos a Perón (con Isabel) y luego a Luder con Exterminio Iglesias, luego de eso, juré no votar jamás a un peronista (ni por un radical) y soy de cumplir mis juramentos.
Pasaron 37 años y 9 meses, hoy es feriado nacional y se está realizando un censo nacional, estamos con mi esposa mirando la televisión esperando al censista, ya no soy Heracles luchando contra lo imposible, ya no existe Hércules, nadie ya puede Limpiar los establos de Augías en un día, por si solo, sin embargo las cosas, de a poco están mejorando. De golpe el anuncio brutal, en un cartel Rojo: Murió Néstor Kirchner...
Fue de golpe, el dolor golpeaba el pecho, me había dado cuenta que no en un día pero con paciencia, ese hombre ya cadáver, había empezado a limpiar los nuevos establos de Auguías, llenos de bosta, pero en Argentina y viendo a esos jóvenes marchar esa noche, llorando como yo lo hacía en mi casa, me di cuenta que nunca una consigna era tan justa como la aggiornada:
Tiempo después falte dos veces a mi juramento, no lo siento, pero falta Hércules, a estos establos los tenemos que limpiar entre todos.
Tenemos razones puras
Tenemos porque pelear
Tenemos las manos duras,
Tenemos con que ganar
Unámonos como hermanos
Que nadie nos vencerá
……………
La lucha a la que nos habíamos unido 3 años antes, la lucha contra la dictadura militar, que había continuado hundiendo al país desde 1966, como las otras dictaduras, prácticamente había dado sus frutos, la salida democrática era una cuasi realidad, cambiar las cosas profundamente era otra cosa, sin embargo porque no, ¿porque Chile si y nosotros no? Algunos de nosotros creíamos en la necesidad de un cambio profundo, trabajábamos, estudiábamos y militábamos, esa era nuestra vida, nada podía ser mejor.
De ese sábado de febrero de 1973 ya no me olvidaré jamás. Frente a la plaza Alsina de Avellaneda, habíamos encontrado un tesoro inimaginado, imposible de creer. ¡Había un muro casi virgen!, ¡en el centro de Avellaneda! ¡A quince días de las elecciones de 1973!: medía unos diez metros de largo por casi dos de altura, ¡estaba buenísimo!
Nos caímos como a las dos de la tarde, formábamos parte de la juventud de la Alianza Popular Revolucionaria con la que como lista trece, apoyábamos a la formula de Alende-Sueldo. Llevábamos los tachos con pintura, las carbonillas y los saches de distintos colores. El petiso José que era un artista, se encargó de hacer los dibujos y las inscripciones, iba a ser “El Mural”. Nos creíamos Diego de Rivera ó el más cercano David Alfaro Siqueiros.
Dibujó campos y tractores, torres de perforación petroleras con pulpos imperialistas abrazándolas, vampiros disfrazados de banqueros (¿disfrazados?) y hombres de trabajo, sobre todo hombres y mujeres. Las consignas no eran ¡síganme! ¡No los voy a defraudar!, O cualquier otra estupidez, eran: ¡Por la reforma agraria!, ¡Abajo el imperialismo!, ¡Por la nacionalización de la banca extranjera! y otras que la segunda década infame, me hizo olvidar y que recién estoy recordando lentamente. El final rezaba así: “Vote LISTA 13” - “Vote Alende-Sueldo” Alianza Popular Revolucionaria.
Había quedado hermosa, llena de colorido. Habíamos trabajado como tres horas, pero había valido la pena. Tenía que durar por lo menos dos o tres días, para que las masas la pudieran ver y que surtiera efecto en ellas además de lograr convencer a los independientes. Nos fuimos contentos a una reunión en el comité de Lanús. Como a la media hora sonó el teléfono. Era el flaco Juan Carlos (el presidente del Centro de Estudiantes) que iba para el comité de Avellaneda y lo había visto.
-Hola, ¿quién habla?
-Cacho.
-Mira cacho te aviso que al mural le están pegando carteles encima, son los radicales, porque están colocando unos carteles celestes que ya vi en otra parte.
Nos levantamos corriendo, José manejaba su Peugeot 404, íbamos 5 mas, Héctor, Picho, Luis, Pedro y yo. El auto quedo flojo de amortiguadores, dimos la vuelta a la plaza, los vimos, eran cuatro, nosotros seis ¡pan comido! (pan comido si no estaban armados). El petizo frenó de golpe, como en una serie norteamericana y bajamos. …Tomo la palabra Héctor:
- Compañeros, nos están tapando el cartel que hicimos hoy hace menos de una hora.
-No flaco, no te tapamos nada,
Mientras un cartel azul estaba sobre la mitad superior de la torre, justo donde salía el Petróleo y tapaba a parte de un pulpo. Otro muchacho con un cartel blanco, ya le estaba dando a un tractor.
-Mira compañero lo que estás haciendo, ¡nos estas tapando el mural!.
- El mural ya estaba tapado, nosotros solo seguimos ha…
-Mira flaco hablemos bien…
-¿Que es hablar bien? Contesto el otro, nervioso, al que se lo veía bastante cascarrabias.
- Mirá, hablar bien, es hablar bien…..
- Si ya sé, y vos ¿como hablas mal?, hablemos mal.
- El eco del sonido del sopapo aun resuena por Avellaneda y algunos dicen haberlo oído por Dock Sud.
Se armó el Armagedón, Luis que estaba armado con un pedazo de caño, se fue de costado, a mi me sacaron un diente superior del lado izquierdo, el petizo José, se dio con otro medio petitero, lo tiro a suelo y lo sirvió hasta cansarse.
Una señora que pasaba por ahí, nos gritaba:
- ¡En el suelo no se pega!
- ¡En el suelo no se pega!
Nadie le daba bola, yo seguía cobrando, hasta que se metió Pedrito y le dimos a mi contrincante, lo suficiente, para que nos recordara, como yo lo recuerdo ahora.
El jefe de ellos, le dijo a Héctor:
-¡Para, Para que va a venir la cana!
Por su boca y su nariz salía el líquido rojo que lo había hecho entender, la cana era una excusa para defender el poco “honor” que le quedaba. Paramos todos, Héctor le dijo:
- ¿Entendiste flaco lo que es hablar mal?
-Sí, Si. Le respondió
- Bueno ahora sacan todos los carteles y quedamos bien.
Lo hicieron, pero el mural ya estaba jodido y no lo íbamos a poder reparar por seguridad pues en cualquier momento podía llegar la cana o algo peor.
Nos fuimos al comité de Avellaneda, discutimos, compramos pizza, seguimos discutiendo, cuando escuchamos un rumor, que venía de la Unidad Básica de la Juventud Peronista, con la cual hasta ese momento no habíamos tenido ningún problema y no lo queríamos tener, pues eran como se dice ahora, del mismo palo, o sea del campo popular.
Amenazadoramente nos gritaban:
- ¡Cinco por uno, no va a quedar ninguno!
- ¡Aserrín, Aserrán de Avellaneda hoy no se van!
Nosotros en bolas hasta que llego Onofre, el querido Onofre.
- ¿Que hicieron Pelotudos?
-Los cascamos a los radicales, que nos taparon con los carteles celestes y blancos del mural, le dije yo.
-¡Que radicales ni ocho cuartos! Los carteles azules eran de los radicales, los blancos de los compañeros de la JP.
Eran como 50 y dale con:
- ¡Cinco por uno, no va a quedar ninguno!
- ¡Aserrín, Aserrán de Avellaneda hoy no se van!
-¿Y qué hacemos?
- Vámonos mientras es de día y mañana negociaremos, fue la orden.
No, lo que habían hecho y lo que había pasado no era suficiente para estos modernos Heracles y como si se tratara del más célebre de los héroes griegos, el paradigma de la virilidad y el adalid del orden olímpico contra los monstruos ctónicos (telúricos bah), arremetimos a una nueva tarea, salir esa noche de carnaval, sábado de carnaval para ser más precisos, a pintar por las barriadas del Dock Sud.
No podíamos contar con José ni con Luis, o sea fuimos Héctor, Picho, Pedro y yo. El Picho era hijo de un pianista de tango, ex de la orquesta de Juan Darienzo, Fulvio Salamanca, preso por aquella época por una causa armada, pero básicamente por su militancia en el Partido Comunista y en SADAIC. El Picho tenía un amigo, que a su vez era dueño de una vieja camioneta rastrojero, la pidió prestada para la pintada y la consiguió, se nos unieron dos mujeres, una era Graciela Pane y la otra, la novia de Picho.
Recuerdo que salimos por la avenida Debenedetti a eso de las 12 de la noche, meta cal y brocha, a falta de José que era el artista, dibujaba yo las letras y el resto blanqueaba las paredes y rellenaba de color las letras técnicas de estudiante de ingeniería que yo realizaba, veíamos pasar las parejitas que iban empilchadas para el baile, el tiempo pasaba y nosotros pintábamos, el tiempo pasaba y unos eran felices bailando mientras otros, nosotros, lo éramos haciendo esas tareas revolucionarias que cambiarían la vida de todos, de ellos y de nosotros, el tiempo pasaba y ellos salían de bailar, nosotros…., seguíamos dándole a la brocha.
Caminando llegamos a un pequeño taller astillero, le pintamos las paredes de chapa, cuando de golpe, vemos un pequeño barco remolcador que estaban construyendo, saltamos el alambrado y sobre la proa del lado de babor, le pintamos bien clarito con letra inclinada a 75º
PARA QUE EL PAIS NO SE HUNDA
VOTE ALENDE- SUELDO
Pasó el tiempo, ni nosotros hicimos la revolución ni la JP, la patria socialista, es mas votamos a Perón (con Isabel) y luego a Luder con Exterminio Iglesias, luego de eso, juré no votar jamás a un peronista (ni por un radical) y soy de cumplir mis juramentos.
Pasaron 37 años y 9 meses, hoy es feriado nacional y se está realizando un censo nacional, estamos con mi esposa mirando la televisión esperando al censista, ya no soy Heracles luchando contra lo imposible, ya no existe Hércules, nadie ya puede Limpiar los establos de Augías en un día, por si solo, sin embargo las cosas, de a poco están mejorando. De golpe el anuncio brutal, en un cartel Rojo: Murió Néstor Kirchner...
Fue de golpe, el dolor golpeaba el pecho, me había dado cuenta que no en un día pero con paciencia, ese hombre ya cadáver, había empezado a limpiar los nuevos establos de Auguías, llenos de bosta, pero en Argentina y viendo a esos jóvenes marchar esa noche, llorando como yo lo hacía en mi casa, me di cuenta que nunca una consigna era tan justa como la aggiornada:
PARA QUE EL PAIS NO SE HUNDA
VOTE……..
Tiempo después falte dos veces a mi juramento, no lo siento, pero falta Hércules, a estos establos los tenemos que limpiar entre todos.
Enrique Ramiro Vázquez.
No me lo contaron, yo lo viví
A 10 años del 20 de diciembre.
- ¿Vos cerrás?
- ¡Y, hay estado de sitio!
Escuché y pensé qué sería eso de “estado de sitio”.
Hasta las heladerías estaban con la reja a medio cerrar. Ese 19 de diciembre todos amagaban con cerrar, pero aún nadie cerraba. Llegué a suponer que había explotado la represa de El Chocón. ¡Y… más o menos! dirá alguno. Igual nos tapó el agua.
Las medidas de Cavallo habían pegado fuerte en la vida social y económica de todo el país. Me informé que el estado de sitio impedía las concentraciones de personas como en la época de la dictadura militar. No entendía o no quería entender, que aquella medida que los militares habían sacado sólo el día de las elecciones que ganó Alfonsín en 1983, sea rescatada por un radical 18 años después.
Me volví a mi casa y no me animé a salir de ahí. Cada hora llegaban peores noticias. El 20 de diciembre todos los canales de noticias estaban llenos de sangre. Desde casa se escuchaban disparos en un supermercado cercano. Mis padres no me dejaban salir al patio por los gases lacrimógenos. Sólo quedaba mirar tele. Crónica anunció la renuncia del ministro Cavallo. TN tituló: “El Estallido”. Crónica, horas después, tituló lo que costaba creer: “Renunció el Presidente De La Rua”.
Cada hora la TV anunciaba más muertes en Plaza de Mayo, y en todos el país. Fueron 39 en total, 39 asesinados a sangre fría por protestar ante un estado corrupto e ineficiente. No es sólo un número, son 39 familias, 39 grupos de amigos, que quedaron marcados trágicamente por ese 20 de diciembre fatal.
La huída del Presidente no calmó las aguas para nada. La gente siguió protestando y saqueando. Hasta que la noticia llegó a la puerta de casa, y salimos a mirarla. El hipermercado La Anónima se debatía entre abrir sus puertas o no, porque cerrado igual perdería mucha mercadería. No las abrió, ni entregó mercadería gratis como hizo Jumbo. Fueron a saquearlo, pero la policía con un camión hidrante y colaboración de los vecinos (mínima, pero colaboración al fin), logró que el hipermercado quede intacto. Después nos enteramos que otros supermercados, como el Topsy que ahora me queda cerca, también fueron salvados por los vecinos y los mismos empleados que defendían su laburo. En el país no mandaba nadie.
A los jóvenes nos gustaba el rock, que como nosotros atacaba y odiaba a la clase política. No creíamos en la política, menos aún en los políticos. Nos parecía imposible que el país se recupere de esa crisis.
Me daba risa que De La Rua se queje de su fracaso culpando a Tinelli y a Crónica. De La Rua había luchado contra el modelo corrupto de la segunda década infame, y la gente que reventó las urnas para cambiar la historia le dio dos años exactos de crédito. No hizo absolutamente nada de lo que prometió en campaña.
Duhalde había perdido contra De La Rua pero apareció como el sucesor, no llamaron a elecciones. Empezó bien, prometió que el que depositó dólares recibiría dólares, y que el 9 de julio de 2002 comenzaría la reactivación económica del país. Él mismo reconoció meses más tarde que ninguna de esas dos promesas podría cumplirse (igual nadie le había creído), al consultársele entonces para la reactivación económica respondió: “Que Dios nos ayude”, una frase que quedaría en la historia por su tácita demostración de ineficiencia, desorientación y pesimismo. Ojalá la presidencia de Duhalde durante “el incendio” se pudiese resumir en promesas inconclusas. También se llevó la vida de dos manifestantes en una protesta: Kosteki y Santillán.
Eran tiempos duros, no había plata. Se inventaron bonos que después perdieron su valor, se imprimieron bonos de moneda nacional (“Argentinos” se llamaban) para no usar el Peso y cuidarlo, pero no se llegaron a implementar. Se pagaron sueldos con vales de comida. Se vendían de a dos litros de leche, de a dos litros de aceite por persona. Nos turnábamos con mi hermano para comprar y esperar afuera del supermercado, había que abastecerse de víveres porque no se sabía qué podía pasar con la economía del país. Sí, hagan memoria, hace apenas diez años.
¿Cómo salir de esa realidad? ¿En quién confiar? ¿A quién utilizar para negociar y descartar para gobernar? ¿Cómo sería la trancisión y con quién? ¿Cuándo y con quién cambiar el modelo de la trancisión a la recuperación? Pregúntenle a Néstor Kirchner, esa es otra historia.
Cuatro años después, en los comienzos de la recuperación, estudié que los multimedios eran demasiado importantes para manejar la cabeza de la gente. Incluso Sasturain nos dio a entender que Clarín tenía un porcentaje de Página 12. Ahora miro las tapas de diciembre, y los diarios Clarín y La Nación minimizaban el shock por las medidas de Cavallo, atacaban a De La Rua evitando perjudicar a ‘Mingo’. ¿Por qué? ¿Qué intereses defendían?
Ah, De La Rua impulsó una ley que perjudicaba los intereses monopólicos de Clarín. Ahí empezaron las tapas y noticias de TN en contra, está bien. Por eso la Alianza perdió las legislativas en octubre de 2001. Si, te lo concedo. Dos meses después tuvo que renunciar De La Rua. Puede ser una lectura. Pero ningún estallido social hubiese sido posible sin el corralito de Cavallo y el estado de sitio de De La Rua. ¿A alguien se le ocurre que mañana salga Cristina Fernández a decir: desde hoy se pueden sacar mil pesos por semana (supongamos), y no puede haber concentraciones de personas en un mismo lugar”? Sería más fácil renunciar, y no tomar medidas para impulsar a que te renuncien.
En 2008 y 2009, el gobierno actual vivió una crisis comparable. No similar, porque contra Cristina Fernández salieron a protestar los que tienen plata, y no los que no tienen para comer. Sin duda la presidenta constitucional pudo seguir en el cargo y soportar las embestidas, porque no fue tan h.d.p. de reprimir con balas de plomo, balas de goma, gases lacrimógenos, camiones hidrantes, caballos, culetazos, en fin. En ocho años, Cristina Fernández y su antecesor Néstor Kirchner jamás reprimieron una protesta social.
El 28 de junio de 2009, el gobierno actual perdió las elecciones legislativas, como la Alianza en octubre de 2001. Pero en 2009 no le dieron tiempo al grupo monopólico de darle al gobierno el empujón definitivo al abismo. En julio de ese año fue impulsada la Ley de Medios Audiovisuales, y con otra lógica mediática, comenzaron a denunciar las contradicciones del grupo Clarín, propias de un grupo empresarial que se amolda a los cambios de la realidad siempre en defensa los mismos mezquinos e inhumanos intereses. ¡Ah, entonces eso era lo que defendían en 2001 cuando no criticaban a Cavallo!
En octubre de 2011, la victoria de Cristina Fernández con el 54% de los votos, significó desde el regreso de la democracia, la primera victoria electoral de un candidato no apoyado por el Grupo Clarín.
Hoy me alegra ver un congreso donde se discuten leyes en las que se puede estar de acuerdo, o no. Pero ya no se le dan “superpoderes” al mismo tipo que, mucho antes de 2001, hizo pública la deuda privada a costa del hambre y la miseria de los argentinos. Se discute el estatuto del peón y no la reforma laboral. Hoy las nuevas canciones de rock salieron de la monotonía de atacar a la política.
Hoy creo en la política como herramienta de cambio y transformación de mi patria. Miles de jóvenes salen a la calle a defender al gobierno, y yo también. Sería desconsiderado de mi parte creer en los milagros, prefiero defender explícitamente al modelo y a las personas que lograron recuperar la política. Hoy estoy formando una familia, analizando opciones para trabajar, administrando la plata, planeando y calculando. Hace diez años, no me imaginaba vivir en un país con trabajo y con plata. Nadie me contó esta historia, yo la viví.
El estallido social. El papel de los medios de comunicación. El cambio positivo en la mentalidad de la juventud argentina.Estaba paseando por la feria Mitre. Seguramente aburrido y con plata (léase $20 o $30). A las 5 de la tarde salí de mi casa al centro de Neuquén, y mi recuerdo comienza en ese sitio exacto. Adivino que estaba aburrido y con plata, porque cuando tenía 18 años solo así me iba al centro a comprarme boludeces. Todos los puestos de la feria estaban atendidos delante del mostrador, con los vendedores hablando entre ellos.
- ¿Vos cerrás?
- ¡Y, hay estado de sitio!
Escuché y pensé qué sería eso de “estado de sitio”.
Hasta las heladerías estaban con la reja a medio cerrar. Ese 19 de diciembre todos amagaban con cerrar, pero aún nadie cerraba. Llegué a suponer que había explotado la represa de El Chocón. ¡Y… más o menos! dirá alguno. Igual nos tapó el agua.
Las medidas de Cavallo habían pegado fuerte en la vida social y económica de todo el país. Me informé que el estado de sitio impedía las concentraciones de personas como en la época de la dictadura militar. No entendía o no quería entender, que aquella medida que los militares habían sacado sólo el día de las elecciones que ganó Alfonsín en 1983, sea rescatada por un radical 18 años después.
Me volví a mi casa y no me animé a salir de ahí. Cada hora llegaban peores noticias. El 20 de diciembre todos los canales de noticias estaban llenos de sangre. Desde casa se escuchaban disparos en un supermercado cercano. Mis padres no me dejaban salir al patio por los gases lacrimógenos. Sólo quedaba mirar tele. Crónica anunció la renuncia del ministro Cavallo. TN tituló: “El Estallido”. Crónica, horas después, tituló lo que costaba creer: “Renunció el Presidente De La Rua”.
Cada hora la TV anunciaba más muertes en Plaza de Mayo, y en todos el país. Fueron 39 en total, 39 asesinados a sangre fría por protestar ante un estado corrupto e ineficiente. No es sólo un número, son 39 familias, 39 grupos de amigos, que quedaron marcados trágicamente por ese 20 de diciembre fatal.
La huída del Presidente no calmó las aguas para nada. La gente siguió protestando y saqueando. Hasta que la noticia llegó a la puerta de casa, y salimos a mirarla. El hipermercado La Anónima se debatía entre abrir sus puertas o no, porque cerrado igual perdería mucha mercadería. No las abrió, ni entregó mercadería gratis como hizo Jumbo. Fueron a saquearlo, pero la policía con un camión hidrante y colaboración de los vecinos (mínima, pero colaboración al fin), logró que el hipermercado quede intacto. Después nos enteramos que otros supermercados, como el Topsy que ahora me queda cerca, también fueron salvados por los vecinos y los mismos empleados que defendían su laburo. En el país no mandaba nadie.
A los jóvenes nos gustaba el rock, que como nosotros atacaba y odiaba a la clase política. No creíamos en la política, menos aún en los políticos. Nos parecía imposible que el país se recupere de esa crisis.
Me daba risa que De La Rua se queje de su fracaso culpando a Tinelli y a Crónica. De La Rua había luchado contra el modelo corrupto de la segunda década infame, y la gente que reventó las urnas para cambiar la historia le dio dos años exactos de crédito. No hizo absolutamente nada de lo que prometió en campaña.
Duhalde había perdido contra De La Rua pero apareció como el sucesor, no llamaron a elecciones. Empezó bien, prometió que el que depositó dólares recibiría dólares, y que el 9 de julio de 2002 comenzaría la reactivación económica del país. Él mismo reconoció meses más tarde que ninguna de esas dos promesas podría cumplirse (igual nadie le había creído), al consultársele entonces para la reactivación económica respondió: “Que Dios nos ayude”, una frase que quedaría en la historia por su tácita demostración de ineficiencia, desorientación y pesimismo. Ojalá la presidencia de Duhalde durante “el incendio” se pudiese resumir en promesas inconclusas. También se llevó la vida de dos manifestantes en una protesta: Kosteki y Santillán.
Eran tiempos duros, no había plata. Se inventaron bonos que después perdieron su valor, se imprimieron bonos de moneda nacional (“Argentinos” se llamaban) para no usar el Peso y cuidarlo, pero no se llegaron a implementar. Se pagaron sueldos con vales de comida. Se vendían de a dos litros de leche, de a dos litros de aceite por persona. Nos turnábamos con mi hermano para comprar y esperar afuera del supermercado, había que abastecerse de víveres porque no se sabía qué podía pasar con la economía del país. Sí, hagan memoria, hace apenas diez años.
¿Cómo salir de esa realidad? ¿En quién confiar? ¿A quién utilizar para negociar y descartar para gobernar? ¿Cómo sería la trancisión y con quién? ¿Cuándo y con quién cambiar el modelo de la trancisión a la recuperación? Pregúntenle a Néstor Kirchner, esa es otra historia.
Cuatro años después, en los comienzos de la recuperación, estudié que los multimedios eran demasiado importantes para manejar la cabeza de la gente. Incluso Sasturain nos dio a entender que Clarín tenía un porcentaje de Página 12. Ahora miro las tapas de diciembre, y los diarios Clarín y La Nación minimizaban el shock por las medidas de Cavallo, atacaban a De La Rua evitando perjudicar a ‘Mingo’. ¿Por qué? ¿Qué intereses defendían?
Ah, De La Rua impulsó una ley que perjudicaba los intereses monopólicos de Clarín. Ahí empezaron las tapas y noticias de TN en contra, está bien. Por eso la Alianza perdió las legislativas en octubre de 2001. Si, te lo concedo. Dos meses después tuvo que renunciar De La Rua. Puede ser una lectura. Pero ningún estallido social hubiese sido posible sin el corralito de Cavallo y el estado de sitio de De La Rua. ¿A alguien se le ocurre que mañana salga Cristina Fernández a decir: desde hoy se pueden sacar mil pesos por semana (supongamos), y no puede haber concentraciones de personas en un mismo lugar”? Sería más fácil renunciar, y no tomar medidas para impulsar a que te renuncien.
En 2008 y 2009, el gobierno actual vivió una crisis comparable. No similar, porque contra Cristina Fernández salieron a protestar los que tienen plata, y no los que no tienen para comer. Sin duda la presidenta constitucional pudo seguir en el cargo y soportar las embestidas, porque no fue tan h.d.p. de reprimir con balas de plomo, balas de goma, gases lacrimógenos, camiones hidrantes, caballos, culetazos, en fin. En ocho años, Cristina Fernández y su antecesor Néstor Kirchner jamás reprimieron una protesta social.
El 28 de junio de 2009, el gobierno actual perdió las elecciones legislativas, como la Alianza en octubre de 2001. Pero en 2009 no le dieron tiempo al grupo monopólico de darle al gobierno el empujón definitivo al abismo. En julio de ese año fue impulsada la Ley de Medios Audiovisuales, y con otra lógica mediática, comenzaron a denunciar las contradicciones del grupo Clarín, propias de un grupo empresarial que se amolda a los cambios de la realidad siempre en defensa los mismos mezquinos e inhumanos intereses. ¡Ah, entonces eso era lo que defendían en 2001 cuando no criticaban a Cavallo!
En octubre de 2011, la victoria de Cristina Fernández con el 54% de los votos, significó desde el regreso de la democracia, la primera victoria electoral de un candidato no apoyado por el Grupo Clarín.
Hoy me alegra ver un congreso donde se discuten leyes en las que se puede estar de acuerdo, o no. Pero ya no se le dan “superpoderes” al mismo tipo que, mucho antes de 2001, hizo pública la deuda privada a costa del hambre y la miseria de los argentinos. Se discute el estatuto del peón y no la reforma laboral. Hoy las nuevas canciones de rock salieron de la monotonía de atacar a la política.
Hoy creo en la política como herramienta de cambio y transformación de mi patria. Miles de jóvenes salen a la calle a defender al gobierno, y yo también. Sería desconsiderado de mi parte creer en los milagros, prefiero defender explícitamente al modelo y a las personas que lograron recuperar la política. Hoy estoy formando una familia, analizando opciones para trabajar, administrando la plata, planeando y calculando. Hace diez años, no me imaginaba vivir en un país con trabajo y con plata. Nadie me contó esta historia, yo la viví.
Sebastián Sánchez.
Diciembre de 2011.
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